Estamos en Sevilla > Casa Robles

El dulce es uno de los sabores básicos. Lo relacionamos siempre con los aspectos más placenteros que al probar un alimento se ven reflejados en nuestro gusto y olfato. Por eso hemos querido hacer especial hincapié en toda la herencia que tiene nuestra repostería y pastelería y que hace que se distinga nuestra cocina dulce, de la del resto del mundo.
Hacemos aquí una parada en uno de los restaurantes en los que la dulcería ocupa un lugar privilegiado. Hablamos de Robles Restaurantes, que tras casi medio siglo de existencia, es un claro modelo de cocina sevillana y andaluza. Seis establecimientos repartidos por Sevilla y provincia, que desde 1954, se encargan de rescatar lo mejor de nuestra cultura gastronómica para ofrecerla a sus comensales. Y por supuesto una repostería artesana, sin aditivos ni colorantes artificiales, que hace que se muestren tal cual, los sabores que un día crearon nuestros antepasados. El “alma máter” de la dulcería es Laura Robles, hija de Don Juan Robles, creador de esta Casa.
Ella se ha dedicado año tras año a este segmento del Restaurante y consigue siempre que el cliente se lleve un buen sabor de boca “Comemos historia. La gastronomía ha sido y es un elemento importante que vincula culturas, que une pueblos, que rompe prejuicios”. Con la dulcería se unifican más las sensaciones, los sabores, los gustos por el plato que estamos comiendo. Ocurre así porque las materias primas que se emplean para prepararlos suelen ser siempre las mismas y por ende, el resultado parecido, aunque varíe algo el sabor y la textura.
El Río Guadalquivir contribuyó a la popularización de la dulcería, fue utilizado como la gran vía de comunicación entre diferentes culturas. A través de nuestro Río entraron muchas culturas en la península. Parte de esa herencia huele hoy día en los hornos de Casa Robles “siempre he tenido presente que los postres de influencia islámica debían estar en nuestra carta, como repostería elaborada a base de almendras, masas fritas, miel. Y como productos elaborados podemos destacar de nuestra carta, semifrío de turrón al praliné, pestiños, rosquitos fritos, cremoso de miel y azafrán, etc. Hemos cuidado y trabajado nuestros postres paralelamente a la cocina, dedicándole y prestándole la misma atención”, comenta Laura Robles.
Laura tiene claro que al igual que los grandes chefs tienen especialidades en la cocina salada, los grandes maestros pasteleros también tienen las suyas “aunque elabores platos de cocina tradicional, tanto dulce como salada, lo que sí está claro, es que el negocio debe de tener su propia personalidad. Lo importante es ser diferente y hacer cosas, o en mi caso postres que nos motiven a tener una libertad creativa”. Es difícil reunir los sabores del Río en uno sólo, pero al llegar a la capital de Andalucía y a Casa Robles, el Guadalquivir puede saber a uno de los postres más característicos de su carta “Sabor a Sevilla”, una espuma de naranja y azahar que te impregna de sensaciones en las que se aúnan montañas, costumbres, esencias, provincias, historias… que el Río trae en su caudal desde su nacimiento.

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